En la
población colombiana de La Macarena, en el departamento del Meta, se encontró
una fosa común con 2000 cadáveres sin identificar, hecho monstruoso que tanto
el gobierno saliente de Álvaro Uribe como los grandes medios de comunicación
colombianos han buscado invisibilizar.
La
población de la región, alertada por las filtraciones putrefactas de los cadáveres
a las aguas de beber, y golpeada de desapariciones, ya había denunciado la
existencia de la fosa en varias ocasiones durante el 2009: había sido en vano…
pues la fiscalía no procedía a investigar. Fue gracias a la perseverancia de
los familiares de desaparecidos y a la visita de una delegación de
sindicalistas y parlamentarios británicos que investigaba la situación de
derechos humanos en Colombia, en diciembre 2009, que se ha logrado destapar
este horrendo crimen perpetrado por los agentes militares un Estado que les
garantiza impunidad.
Se trata
de la mayor fosa común del continente. Dos mil cuerpos en una fosa común, eso
es un asunto grave para el Estado Colombiano, pero sus mass-media, y los
mass-media internacionales, cómplices del genocidio, se han encargado de
pasarla casi totalmente bajo silencio, cuando para encontrar una atrocidad
parecida hay que remontarse a las fosas nazis… Este silenciamiento mediático
está sin duda vinculado con los inmensos recursos naturales de Colombia, y los
mega-negocios que allí se gestan en base a las masacres.
La
Comisión Asturiana de derechos humanos, que visitó Colombia en enero 2010,
(menos de un mes después del destape de la fosa) ha estado preguntando a las
autoridades sobre el caso… las respuestas han sido preocupantes: en fiscalía,
en procuraduría, en el ministerio del interior, en la ONU… todos pretenden
eludir el tema… Y mientras tanto tratan de “operar” la fosa para minimizarla,
pero ya la delegación británica la constató, y las mismas autoridades reconocieron
al menos 2000 cadáveres. En diciembre “el alcalde, afín al gobierno, lo
denunció también junto al sepulturero”, pero después, las presiones oficiales
tienden a hacerles “disminuir sus apreciaciones sobre el número de cuerpos NN…”
La
delegación asturiana ha denunciado la ostensible voluntad de alterar la escena
del crimen: “nadie está protegiendo el lugar. Nadie está impidiendo que se
puedan disfrazar las pruebas. Que un tractor pueda entrar y volver a
entremezclar cadáveres anónimos, a sacarlos y llevarlos a otro lugar” (1)
“solicitamos a las instituciones responsables del Gobierno y del Estado
colombiano que implementen las medidas cautelares necesarias para asegurar las
informaciones ya registradas en los documentos oficiales, que tomen las medidas
cautelares necesarias con el fin de asegurar el perímetro para prevenir la
modificación de la escena, la exhumación ilegal de los cadáveres y la
destrucción del material probatorio que allí obra(…) fundamental la creación de
un Centro de Identificación Forense en La Macarena con el fin de lograr la
individualización y plena identificación de los cadáveres NN allí sepultados.”
(2)
La
Delegación Asturiana transmitió a las autoridades otra denuncia. Las
autoridades adujeron desconocimiento, y alegaron incapacidad operativa “hay
tantas fosas comunes en nuestro país que…” Se trata del municipio de Argelia en
el Cauca: “Un “matadero” de gente, donde las familias no pudieron ir a buscar
los cuerpos de sus desaparecidos, pues los paramilitares no las dejaron
ingresar de nuevo a sus comunidades: desplazaron a los sobrevivientes. Las
víctimas sobrevivientes relataron: “había gente amarrada a la que echaban
perros hambrientos para ir asesinándolos poco a poco.”
En
Colombia, la Estrategia Paramilitar del Estado Colombiano, combinada con el
accionar de policías y militares ha sido el instrumento de expansión de
Latifundios. El Estado colombiano ha desaparecido a más de 50.000 personas a
través de sus aparatos asumidos (policías, militares), y de su aparato
encubierto: su Estrategia Paramilitar. (3) El Estado colombiano es el
instrumento de la oligarquía y las multinacionales para su guerra clasista
contra la población: es el garante del saqueo, la Estrategia Paramilitar se
inscribe en esa lógica económica. (4)
La
invisibilización de una fosa común de las dimensiones de la fosa de la Macarena
obedece a que los negocios de multinacionales y oligarquías se basan en ese
horror, y a que esta fosa es producto de asesinatos directamente perpetrados
por el ejército nacional de Colombia, lo cual prueba aún más el carácter
genocida del Estado colombiano en su conjunto (más allá de su presidente Uribe,
cuyos negocios y vínculos con el narcotráfico y el paramilitarismo están más
que comprobados (5)). La complicidad de los Mass-media es criminal, tanto a
nivel nacional, como internacional. Los pueblos nos debemos de romper el
silencio con el que se pretende ocultar el genocidio. Urge solidaridad
internacional: Colombia es, sin duda, uno de los lugares del planeta en el que
el horror del capitalismo se plasma de la forma más evidente, en su paroxismo
más absoluto.
Cronicón net
Azalea Robles
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Azalea Robles
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