CONCLUYERON
LAS DECLARACIONES DE LAS VICTIMAS URUGUAYAS
Segunda etapa del
Cóndor
Después de nueve
meses de audiencias en el juicio oral que investiga los crímenes de la
coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur, comenzaron los
testimonios de expertos en el tema. Luego se escuchará a las víctimas chilenas.
Por Alejandra
Dandan
En
el juicio oral sobre el Plan Cóndor, que comenzó en marzo, se juzga a 22
represores.
El juicio oral por
los crímenes del Plan Cóndor concluyó su primera etapa, centrada en la
reconstrucción de los casos de las víctimas uruguayas. Ayer comenzaron las
declaraciones de los testigos de contexto, que son expertos e investigadores
que analizaron las políticas de la coordinación represiva de las fuerzas de
seguridad de la región durante las últimas dictaduras. Luego se iniciará la
segunda parte, destinada a recoger pruebas sobre las víctimas chilenas y del
resto de los países. Para la fiscalía, la etapa que concluye fue importante en
cantidad de prueba, no sólo para reconstruir los secuestros y desapariciones de
cada caso, sino también para aportar elementos a la lógica de coordinación de
las dictaduras del Cono Sur que se llevó a cabo con la colaboración y el apoyo
de Estados Unidos, que es uno de los elementos más significativos del juicio.
“Los 106 casos que
llegaron al juicio son una muestra de lo que sucedió con el Cóndor”, dice Pablo
Ouviña, fiscal del juicio oral. “Con este juicio no sólo estamos viendo si en
el caso de cada una de las víctimas se verifica si hubo ‘delito’, sino que
además estamos viendo otra cosa: la misma existencia del Cóndor. En esa vía
buscamos pruebas sobre la existencia de la asociación ilícita (entre las
fuerzas represivas), y luego ver si cada persona que está acusada en el juicio
tuvo participación o contribuyó en la asociación ilícita y cómo lo hizo”.
En esa mirada anclada
entre lo singular y la coordinación general, se halla una de las
características de este debate. También de lo que pasó hasta ahora y de lo que
se espera.
Jaime Nuguer es
abogado por la querella originaria del juicio. “Me parece que lo
específicamente relevante (del período uruguayo) es la abundante prueba
testimonial que se produjo contra Manuel Cordero Plancentini por los delitos de
tortura y desaparición de muchos militantes y dirigentes del Partido para la
Victoria del Pueblo (PVP) y del MLN (Tupamaros)”, señala. “Cordero era el
número dos de los servicios uruguayos, detrás de Nino Gavazzo, y como tal un
operador importante de la Operación Cóndor. Estaba prófugo en Brasil, de donde
fue extraditado a la Argentina en 2007”. El juicio oral comenzó en marzo. Se
juzga a 22 represores, entre ellos los más altos responsables de la represión
argentina que todavía están vivos y al uruguayo Manuel Cordero, emblemático
para las víctimas y sobrevivientes de ese país, encargado del traslado de los
prisioneros y enlace entre las dos fuerzas represivas. El juicio intenta
reconstruir las pruebas de secuestros y desapariciones de 106 personas, entre
los cuales hay una mayoría de uruguayos (48), pero también hay chilenos,
paraguayos y bolivianos. Todas las víctimas del Cóndor elevadas a juicio están
desaparecidas y fueron secuestradas en territorio argentino, en general cuando
estaban exiliadas legalmente o escondidas por la persecución de las dictaduras
en sus propios países. Entre las víctimas hay un grupo argentino secuestrado en
Brasil. También hay 67 casos que están en juicio y a la vez declararon como
parte de lo que se llama Orletti II, es decir, secuestrados que pasaron por el
centro clandestino que fue la sede del Cóndor en Buenos Aires. Entre uno y otro
listado de víctimas hay pocos nombres superpuestos. Desde el comienzo del
juicio se dijo que uno de los datos más importantes del debate es que estaba
destinado a probar el accionar conjunto de las dictaduras en la región y a la
vez que podía ser un escenario de justicia para muchas de las víctimas de los
países en donde existen dificultades para llevar adelante los juicios.
Hasta acá, la etapa
uruguaya permitió reconstruir lo que sucedió con los uruguayos que estaban
viviendo en la Argentina. Además de los testimonios, uno de los datos
importantes que es que la suma permitió comprender las olas de la evolución represiva.
“En su momento, con muy buen criterio, el Tribunal entendió que tenía que
trabajar la organización del juicio por binomios”, señala el fiscal. “Si bien
el Cóndor implica mirar el conjunto de los países, esto era imposible hacerlo
en forma simultánea y por eso fue importante el modo de organizar las
audiencias”. El binomio permitió seguir un orden por país, primero Uruguay,
como luego será el caso de Chile, y más tarde los otros. Esa organización
incluyó una organización cronológica de los secuestros, para entender la
evolución de la ola represiva. Y pensada como binomio porque cada país incluye
la relación con la Argentina. “Hasta aquí, los casos uruguayos nos permitieron
ver claramente ciertas oleadas represivas. Significa que en un período muy corto
de tiempo se produjeron muchos secuestros agrupados, y muchos son casos de este
juicio”.
Así como esa mirada
puede aportar datos para pensar la coordinación, se espera que esto quede
reforzado por otros elementos del juicio. Daiana Fusca, del Cels, que es uno de
los organismos de derechos humanos querellantes, señala el peso que tienen en
ese sentido los archivos documentales. “Una de las líneas que se podrá
profundizar con el análisis de la documental es la intervención de Estados
Unidos. Esto y los testigos de concepto van a permitir visibilizar en el juicio
la coordinación represiva”. El primer testigo de este tipo fue el historiador
uruguayo Alvaro Rico, coordinador de la investigación histórica sobre la
dictadura en ese país e integrante de la Secretaría de Seguimiento de la
Comisión para la Paz. El martes debe declarar el periodista uruguayo Samuel
Blixen. Y entre los expertos también está prevista la testimonial de la
periodista Stella Calloni.
Los materiales serán
importantes para probar además la coordinación entre el resto de los países.
Pero cada tramo tendrá su singularidad. La prueba testimonial uruguaya, como se
dijo, fue mucha y contundente. Los casos que llegaron a juicio son
representativos de lo que sucedió con los uruguayos que estuvieron en el país.
El juicio, además, contó con la declaración de sobrevivientes de Orletti. Eso
permitió producir nuevos datos, dado que muchos pudieron aportar elementos
sobre la coordinación represiva. “Los casos uruguayos permitieron ver lo que
fue Orletti, el llamado primer vuelo, el segundo (con todos desaparecidos) y el
Grupo de Acción Unificadora del 1977. Uno fue viendo a través de las
testimoniales cómo iba cayendo todo, porque todo lo que están en el juicio
permite hacerlo”, señala el fiscal.
Los casos chilenos
que están en juicio son 22. Entre ellos hay un grupo que fue secuestrado en
Mendoza, pero el resto de las víctimas fueron desaparecidas en momentos
distintos.
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