sábado, 25 de enero de 2014

Desaparecidos: la eterna pesadilla familiar, en el documental “En algún sitio”


 Por: PATRICIA MAYORGA
Plantón en la Segob por los desaparecidos. 
Brenda Rangel, hermana de Héctor.
Foto: Germán Canseco 


CHIHUAHUA, Chih. (apro).- Alicia de los Ríos y Liliana Gutiérrez tienen algo en común: un familiar desaparecido del que tienen sólo recuerdos y una ligera esperanza de encontrarlos algún día, En algún sitio.

Sus historias de dolor por la desaparición forzada –como ellas acusan–, de su madre y su esposo, respectivamente, se graban en el documental titulado En algún sitio, dirigido por la periodista Daniela Rea, en los estados que más han sufrido este crimen a lo largo de los años: Tamaulipas, Chihuahua, Veracruz y el Distrito Federal.

Liliana Gutiérrez es diseñadora gráfica, vive en el Distrito Federal y tiene 32 años. Su esposo Natanael Arturo Román desapareció con su hermano Axel el 25 de agosto de 2010 en el municipio de San Fernando, Tamaulipas.

Sus padres no pudieron interponer la denuncia en el estado porque en ese momento el MP encargado, Roberto Javier Suárez Vázquez, estaba desaparecido; casualmente era quien investigaba el caso de 72 migrantes centroamericanos encontrados en una fosa clandestina. Una semana después, apareció muerto.

El primer año de ausencia, Liliana lo vivió aferrada al regreso de su esposo. Deseaba que apareciera vivo y ayudarle a recuperarse de aquella amarga experiencia. Sin embargo, justo al año de no saber de él, se dio cuenta que la depresión, la angustia y el dolor la habían hecho ausente de su misma vida. Había dejado de ser buena hija, buena amiga, buena madre.

Tenía cinco meses de embarazo cuando Arturo desapareció. Viajaba constantemente del Distrito Federal a la ciudad estadunidense de McAllen, Texas, para comprar ropa y venderla, cuenta Daniela Rea, quien se encuentra en esta ciudad donde se realiza parte del rodaje.

Reportera y fotógrafa especializada en cobertura de víctimas y temas sociales, Rea comenta que entrevistó a Liliana justo al año de la desaparición de Arturo. “Me decía que lo estuvo esperando un año con la certeza de que quería que regresara y que estuviera vivo y que si él regresaba loco, traumado o herido como fuera, por todo lo que estuvo haciendo esta año, ella iba a ser capaz de recibirlo y apoyarlo y poder ser esa familia que siempre deseamos ser”, cuenta.

Continúa con el relato de Liliana. “Me dijo: cada vez que me pongo a pensar en lo que supuestamente tienen haciendo a los desaparecidos, me da mucho miedo pensar que está vivo y que vaya a regresar, porque seguramente ya se convirtió en otra persona y él ya no va a ser el hombre del que se enamoró. Ella también ha cambiado, eso le daba mucho miedo”.

Cuando Liliana comentó aquella situación, la periodista pensó en lo difícil que sería para un familiar resolver aquella ausencia. “Yo había escuchado que los familiares hablan de la culpa por no saber qué están comiendo, pero llegar a esa parte del enfrentamiento personal con uno mismo para entender qué es la desaparición, se me hizo muy fuerte”.

En la conversación, reflexiona: “Lo que Liliana me contó ese día rompió con muchísimas cosas que yo había estado escuchando. Me hizo entender que los sentimientos que se mueven en el familiar de un desaparecido son mucho más profundos de lo que nos imaginamos”.

Luego se preguntó cómo sería crecer con la ausencia de un padre desaparecido. Era el caso de León, de tres años de edad, hijo de Liliana y Arturo.

El caso de Alicia

Dentro del documental que realiza Daniela Rea –galardonada con el Premio Reflexión sobre Derechos Humanos 2003–, hay otro caso: el de Alicia de los Ríos, originaria de Chihuahua. Su madre, Alicia de los Ríos Merino, la dejó con unos familiares cuando ella tenía un año de edad. Eran tiempos de la llamada guerra sucia y quien le dio la vida era señalada como guerrillera. Desapareció el 5 enero 1978.

En el 2006 durante la investigación de otro reportaje, Alicia contó a la periodista que desde niña creaba historias en su imaginación para explicarse por qué su mamá no estaba a su lado. Hoy Alicia tiene 35 años y dos hijos pequeños.

“Todo lo que ella sabe de su mamá es una memoria que otros le heredaron, es una memoria heroificada. Crecer con esa memoria que es heroica e idealizada no le permite conocer realmente quién fue su mamá, a nivel personal no le permite acercarse a ella y poder relacionarse con ella”, cuenta la documentalista.

“Y advierte: esa memoria así no me sirve de nada, quiero una memoria que me permita entenderla como persona, como mujer. Alicia no quiere una memoria que la haga estar peleada con la vida y con el gobierno, sino que le permita seguir adelante. Y a partir de su trabajo como académica, de la investigación social traduce esa inquietud personal”.

La historia de Alicia de los Ríos que se plasma en el documental se centra en la lucha de su mamá al lado de la Liga 23 de Septiembre en los setenta. A través de ella y de hermanas, amigos y familiares, el equipo de producción recrea las consecuencias de la ausencia de su madre.

Muestra también la lucha pública que emprendieron en 1978 las mujeres chihuahuenses en la plaza Hidalgo que, a la fecha, es refugio de miles de habitantes que reclaman justicia y evidencian la impunidad, frente al palacio de gobierno.

Como el caso de Alicia de los Ríos Merino fue cerrado por la CNDH, fue presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque podrían pasar siete años para determinar si lo aceptan o no.

Entre “la noche y la niebla”

Con estas dos historias, Daniela Rea, coautora y editora del libro Entre las cenizas: historias de vida en tiempos de muerte (Ediciones SurPlus, 2012), decidió elaborar un documental desde la perspectiva de aquellas personas que tienen familiares desaparecidos, pero que no salen a manifestarse exigiendo justicia, sino que han optado por luchar desde su propia trinchera.

El propósito, dice en entrevista, es “mostrar historias que no han sido contadas en su dimensión, para reivindicarlas y sacudir conciencias”.

Luego señala que se trata de entender la dimensión de las mil 200 desapariciones registradas en el país durante la guerra sucia –aunque la CNDH sólo reconoció 533–, así como las 26 mil reconocidas por las autoridades federales como producto de la lucha contra el narcotráfico.

El caso de Chihuahua, cuenta la directora, es emblemático por las luchas que ha encabezado su gente desde los setenta, con la Liga 23 de Septiembre, los asesinatos y desapariciones de mujeres en Juárez y todo el estado a partir de los noventa y, actualmente, con la lucha contra el narcotráfico.

También detalla que la historia de la desaparición forzada se atribuye a la época de Adolfo Hitler, quien creó el mecanismo de la desaparición, a la que llama “noche y niebla”. Explica: “Pasas de la oscuridad a las tinieblas y nunca tienes una claridad de lo que está pasando, genera no sólo una víctima en la persona desaparecida, sino también tiene un impacto perpetuo en los familiares, de terror que puede ser usado como control”.

Posteriormente, tanto en las dictaduras sudamericanas como en México adoptaron ese mecanismo durante sus periodos de represión. “El Estado empezó a desaparecer gente de manera sistemática, a quienes eran opositores al sistema. Actualmente también lo practican particulares como el crimen organizado, quienes desaparecen personas con la misma intención: para generar terror y controlar territorios”, asegura.

De acuerdo con Daniela Rea, galardonada también con el Premio a la Excelencia Periodística 2013 –otorgado por la organización PEN México–, “la desaparición forzada ha evolucionado de manera perversa, porque deja en el limbo a los afectados. Ha evolucionado bien fuerte porque no sólo te genera como una víctima, sino que deja en un limbo total y perpetuo a los familiares y ese es otro mecanismo de control”.

Además, abunda, “ahora hay una negación del Estado de lo que está pasando, las víctimas lo obligaron a reconocer que hay desaparición del personas y tuvieron que salir a decir que hay una base de datos de 26 mil personas”.

El documental

Liliana Gutiérrez y Alicia de los Ríos son las protagonistas de En algún sitio, producción que durante la semana pasada se rodó en el estado de Chihuahua, en las ciudades de Juárez y San José Bachíniva, para dar vida a la historia de la segunda. Para documentar la historia de Liliana, las locaciones serán en el Distrito Federal, Veracruz y Tamaulipas.

El equipo principal para elaborar este documental está conformado por el fotógrafo Gabriel Villegas, el productor Mario Gutiérrez y como parte de la investigación, Alfonso Díaz, del colectivo Prácticas Narrativas.

El proyecto fue apoyado por el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), en su etapa de investigación, pero aún falta desarrollar el rodaje, mismo que implica rentar cámaras y demás aparatos de grabación, así como realizar otros viajes para concretarlo.

El equipo de En algún sitio fondea el proyecto para que quienes deseen apoyarlo lo hagan a través de traspaso de cuentas, de depósitos en efectivo o de la manera en que los interesados lo deseen. Faltan nueve días para reunir los 110 mil pesos que se requieren para respaldar el rodaje de este documental.

El sitio oficial en Internet del documental es http://www.diario.com.mx/impresa_new/flash/index.php?seccion=Seccion_A&fecha=2014/01/21 y su cuenta de Twitter es: @enalgunsitiodoc.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario