“Métodos policiales
violentos”
El comité de Naciones Unidas destacó el avance de la Argentina en juzgar los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura y planteó su preocupación por las desapariciones en los últimos años de “jóvenes en situación de extrema pobreza”.
El secretario de
Derechos Humanos, Martín Fresneda, encabezó la delegación argentina.
El Comité contra la
Desaparición Forzada de Naciones Unidas (ONU) celebró el avance de las causas
por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura y a la vez expresó su
“preocupación” por los “nuevos casos de desaparición forzada” que tienen como
víctimas a “jóvenes en situación de extrema pobreza y marginación social”, y
por su relación con “métodos policiales violentos”. Al cierre de su período de
sesiones y luego de escuchar a la delegación argentina, que encabezó el
secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, el organismo responsable de
controlar el cumplimiento de la Convención Internacional sobre Desapariciones
Forzadas destacó el trabajo que realizan las fiscalías especializadas,
manifestó su inquietud frente a recientes cuestionamientos recibidos y
recomendó que toda desaparición forzada, por la complejidad que implica su
investigación, se encomiende a unidades fiscales “con la debida especialización
y experiencia”.
Elías Gorosito
desapareció en Paraná en 2002, luego de ser golpeado por policías de Entre
Ríos. Iván Torres fue visto por última vez en 2003, cuando policías de Comodoro
Rivadavia lo forzaron a subir a un patrullero. Luciano Arruga desapareció en
2009, luego de sufrir amenazas y torturas de policías bonaerenses de Lomas del
Mirador. Daniel Solano fue visto por última vez hace dos años, cuando policías
de Río Negro lo sacaron a golpes de un local bailable en Choele Choel. Facundo
Rivera Alegre, desaparecido el año pasado en Córdoba, era víctima de
hostigamientos policiales.
Los casos constan
en el informe alternativo presentado por el CELS, que define la desaparición
forzada en democracia como “método policial extremo para garantizar el
encubrimiento y/o evitar o entorpecer investigaciones sobre abusos y otras
formas de violencia cotidiana de la policía sobre los jóvenes pobres”.
“Estas desapariciones
son realizadas aplicando métodos policiales violentos, haciendo un uso
arbitrario de la detención y utilizando la desaparición como método para
encubrir delitos”, coincidió el Comité de la ONU en sus “observaciones finales”
sobre el informe presentado por la Argentina, que informó en conferencia de
prensa el experto Rainer Huhle. El organismo recomendó al Estado argentino
“promover reformas institucionales en el seno de los cuerpos policiales para
erradicar la violencia” y también “garantizar investigaciones exhaustivas e
imparciales”, que “continúen hasta que se establezca la suerte o se determine
el paradero de la persona desaparecida”.
Otro capítulo de
las observaciones está dedicado a las medidas de protección de víctimas y
testigos, en particular a quienes están privados de su libertad. El Comité
reconoce que existen medidas de protección, pero alerta que las condiciones en
las cuales prestan testimonio son “en muchos casos traumáticas y
revictimizantes”, y destaca el “efecto intimidatorio” que sigue teniendo sobre
posibles testigos la desaparición de Jorge Julio López en 2006, aún no
esclarecida. El Estado debe garantizar “que las fuerzas de seguridad de las que
se sospeche han cometido una desaparición forzada no participen en las
investigaciones” y que tampoco “puedan influir” sobre otros investigadores. El
ejemplo más cercano ocurrió tras la desaparición de Arruga, cuando la fiscal
Roxana Castelli delegó la investigación en la policía bonaerense pese a las
denuncias de familiares, que señalaban a esa fuerza como responsable.
Una “preocupación”
que organismos de derechos humanos denuncian desde hace tres décadas se
relaciona con “la existencia de normas nacionales que permiten la detención
administrativa, sin orden judicial previa o control judicial posterior y fuera
de los supuestos de flagrancia”. El Comité alerta acerca de que las
desapariciones de los últimos años “están en gran medida relacionadas con
detenciones administrativas” y destaca la necesidad de “un control judicial
inmediato” a cada detención.
Otra práctica habitual de los servicios penitenciarios que aumenta el riesgo de desapariciones forzadas tiene que ver con los traslados “arbitrarios o para encubrir sanciones” entre centros de detención. El organismo recomienda como contrapartida que todo traslado esté “sometido a un control de la autoridad judicial” y que se realice con conocimiento del abogado y de los familiares del interno. Informado por la delegación oficial sobre la implementación “en trámite” de un Registro Informatizado de Detenidos, el comité de la ONU aconsejó su concreción “urgente” y el desarrollo de “un protocolo de actuación uniforme y un sistema de control equivalente para todos los centros” de detención del país.
Otra práctica habitual de los servicios penitenciarios que aumenta el riesgo de desapariciones forzadas tiene que ver con los traslados “arbitrarios o para encubrir sanciones” entre centros de detención. El organismo recomienda como contrapartida que todo traslado esté “sometido a un control de la autoridad judicial” y que se realice con conocimiento del abogado y de los familiares del interno. Informado por la delegación oficial sobre la implementación “en trámite” de un Registro Informatizado de Detenidos, el comité de la ONU aconsejó su concreción “urgente” y el desarrollo de “un protocolo de actuación uniforme y un sistema de control equivalente para todos los centros” de detención del país.
En los últimos
puntos el Comité manifiesta su “satisfacción” por la aprobación de la ley que
establece un Mecanismo Nacional de Prevención de la tortura pero “lamenta que
todavía no se encuentre totalmente operativo” y destaca la importancia de
“asegurar su independencia”. También remarca en particular su preocupación por
información “de que el procurador penitenciario no tiene acceso a los centros
de detención de menores”.
Sobre la
responsabilidad de reparar a las víctimas de desapariciones forzadas, el Comité
valora los avances respecto de los miles de casos ocurridos durante el
terrorismo de Estado pero destaca la necesidad de extender “el derecho a la
reparación, a la verdad y a una indemnización rápida, justa y adecuada” a las
víctimas posteriores a 1983
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